Intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir la lactosa, que es el azúcar natural de la leche. Es debido al déficit de una enzima del intestino que se llama lactasa. La lactosa que no se digiere es fermentada por la flora intestinal produciendo gas y sustancias que producen dolor abdominal y hacen que las deposiciones sean más líquidas y ácidas.

No se debe confundir con la alergia a las proteínas de la leche de vaca, que es una entidad diferente.

La intolerancia a la lactosa puede ser de 2 tipos:

  • Intolerancia secundaria a la lactosa: la que se produce cuando hay una enfermedad que daña la superficie del intestino y hace desaparecer la lactasa. Esto puede suceder después de una gastroenteritis o en la enfermedad celíaca.
  • Intolerancia primaria a la lactosa: es más frecuente en niños mayores (a partir de 4 años) y en los adultos, y se debe a una pérdida progresiva de la lactasa intestinal después de los primeros años de vida. Hay regiones del mundo en las que la mayoría de la gente es intolerante a la lactosa por este mecanismo (Asia y África). En Europa es menos frecuente, pero aún así casi un 20% de la población es intolerante. Sin embargo, no todos los afectados tienen síntomas, sino que depende del grado o umbral de tolerancia que tengan y de la cantidad de lactosa que consuman. Por ejemplo, una persona con una intolerancia primaria a la lactosa no presenta síntomas si un día toma queso y un yogur, pero sí presenta si se toma además un vaso de leche o un helado de nata.

 

 

Última actualización: 17/01/2019 06:29h